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Una copa de oro fue Babilonia en las manos del SEÑOR; una copa que embriagó a toda la tierra. De su vino bebieron los pueblos, por lo cual se enloquecieron las naciones. De repente ha caído Babilonia y ha sido quebrantada. Lamenten sobre ella; tomen bálsamo para su dolor. Quizás sanará.

“Quisimos curar a Babilonia, pero no ha sanado. Abandónenla y vayamos, cada uno a su país; porque el juicio contra ella ha llegado hasta el cielo y se ha levantado hasta las nubes.

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